“Monocultivos no son bosques” se trata de una campaña que pretende visibilizar el modo en que actualmente se utilizan los suelos de los bosques en Paraguay, las consecuencias que este modelo de uso traerá en el ambiente y la población en general, y cómo esto puede significar un obstáculo para el cumplimiento de los ODS 1 y 2.
Los pilares sobre los cuales se sostienen los ODS son las personas y el desarrollo social con sostenibilidad ambiental, con enfoque de derechos humanos, lo que implica tener en cuenta el fenómeno de los monocultivos y las consecuencias sociales, ambientales, económicas que generan.
Desde el año 2000, Paraguay es el segundo país con mayor tasa de deforestación en Sudamérica, lo que viene provocando oleadas de calor intenso, sequías prolongadas, grandes incendios forestales, la muerte y expulsión de animales salvajes, entre otros problemas graves al ambiente. Ante esta situación, algunos países de la región propusieron un sistema de reforestación que implica la plantación extensiva de uno o algunos tipos de árboles de forma única, bajo el argumento de su rápido crecimiento y productividad económica a corto plazo.
Siguiendo esta lógica, Paraguay inició un plan de reforestación que consiste en la instalación de plantaciones forestales para generar materia prima para el sector foresto industrial, cubrir la demanda de biomasa con fines energéticos, generar empleo, eliminar la presión sobre los bosques nativos y capturar dióxido de carbono para mitigar el cambio climático.
Sin embargo, la implementación de este modelo de “reforestación” en fincas de familias campesinas e indígenas implica la pérdida de superficie destinada a producción de alimentos, pérdida de disponibilidad de agua, e incorporación de las comunidades a la cadena de valor de otros monocultivos que, a largo plazo, no son beneficiosos para ellos ni para la población paraguaya en general que, sufre cada vez más las consecuencias del cambio climático, producto en parte, de estos modelos de producción a gran escala.
Esta propuesta basada en el modelo del monocultivo que, además, introduce a nuestro territorio árboles no nativos de la región, requiere fumigación, cosecha y procesamiento industrial.
El problema no es un árbol, sino, una enorme cantidad de los mismos árboles plantados en grandes extensiones de tierra, que aplastan el suelo y absorben una enorme cantidad de nutrientes de él, limita el desarrollo ecológico de la vida del lugar, promueve la erosión, contamina y absorbe casi por completo las fuentes de agua.
Todo este conjunto de factores puede tener consecuencias a la hora de alcanzar la reducción del hambre y la pobreza, sobre todo en zonas rurales, donde los índices son más altos. Por eso, se propone a través de esta campaña, visibilizar el plan que esta en curso, de modo que la sociedad tenga conocimiento y pueda exigir participación social a la hora de elegir modelos que impactan en la vida de las personas.

Los materiales difundidos fueron una elaboración propia del Grupo de Trabajo de Ambiente y DDHH de la Codehupy, a partir de las siguientes fuentes bibliográficas:
No son bosques: un modelo antiecológico de negocio forestal se cierne sobre el Paraguay, Heñói, 2021. https://bit.ly/3sn6rk4
Gestión Social y Ambiental del proyecto Proeza: Gestión social y ambiental Proeza PDF.pdf
“Plantaciones de eucalipto a gran escala: El combustible que atizará el último fuego”:https://bit.ly/3gv7GrA
Pulping the South: Industrial Tree Plantations in the World Paper Economy Carrere, Ricardo and Larry Lohmann. https://bit.ly/3rJtjv3
Entre el desierto verde y el país productivo: El modelo forestal en Uruguay y el Cono Sur. Ortiz, Maria Selva, 2005. REDES-Amigos de la Tierra. https://bit.ly/3guw251
Forestación, territorio y ambiente: 25 años de silvicultura transnacional en Uruguay, Brasil y Argentina. Gautreau, Pierre, 2014. Montevideo: Ediciones Trilce. https://bit.ly/3gtcDBs