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La Asociación Indigenista del Paraguay (AIP) es una entidad civil filantrópica de defensa y amparo de los derechos y la cultura de los pueblos indígenas desde hace 80 años. Se fundó en 1942 en la sala de historia de la Cruz Roja y fue aprobada oficialmente por el Decreto N.º 15.093 de octubre del mismo año.

Entre los seis fundadores de la AIP estaban Andrés Barbero, mecenas, médico, catedrático e investigador; y José Asunción Flores, músico y militante del Partido Comunista Paraguayo. A dos años de su fundación, la AIP ya logró una primera victoria, la promulgación del Decreto N.º 2190/44, que concede en forma gratuita y definitiva 335 hectáreas para la Colonia Indígena “Fray Bartolomé de las Casas”. Luego de esa primera hazaña, la AIP no dejó de luchar por los derechos de las comunidades indígenas.

En las décadas del 70 y 80, la AIP colaboró en la creación de la Ley 904, Estatuto de las Comunidades Indígenas, y la Ley 1.372, Régimen para la regularización de los asentamientos indígenas. Con el apoyo de la AIP, en 1971 se creó el Instituto Nacional del Indígena (INDI) por decreto N.º 18.365, que sentó las bases para el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas.

En la década del 50, la AIP realizó una campaña a favor del derecho a la vida de las comunidades indígenas Ache-Guayakíes que eran cazados y asesinados por los occidentales. En 1976, la AIP recibió un reconocimiento del Ministerio de Defensa Nacional por su labor en defensa de los pueblos indígenas.

En 1992, luego de la caída de la dictadura stronista, se promulgó la nueva Constitución Nacional que consagra los derechos de los pueblos indígenas. La AIP, en colaboración con líderes indígenas, contribuyó con la Asamblea Nacional Constituyente presentando propuestas para la elaboración de la Carta Magna. Ese mismo año, después de seis años de trámites de la AIP, la comunidad indígena Ayoreo “Chovoreca”, accedió al título de propiedad de sus tierras.

En 2011, la AIP fue galardonada con el Primer Premio Municipal “Nuestra Señora de la Asunción” por ajustar su accionar a principios éticos y a la normativa vigente, y por su responsabilidad social. Así también, el Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos, la Junta Municipal de Asunción y las Cámaras de Senadores y Diputados distinguieron a la AIP por su trabajo en la dignificación de la vida y derechos de los pueblos indígenas.

En marzo del mismo año, luego de 67 años del decreto presidencial de 1944, se realizó la entrega del título de propiedad de 104 hectáreas para los indígenas Maká.

En sus 80 años, la AIP gestionó incontables mensuras judiciales que concluyeron con la otorgación de títulos de propiedad de tierras. Algunas comunidades indígenas que recibieron el apoyo de la AIP en dichos procesos son: Mbýa de Caaguazú, Nivacle “Nueva Vida, Cacique Sapo” Presidente Hayes, Vya Pave de Concepción, Río Corrientemí de San Pedro, Parakau Keha de Caaguazu, “La Paloma” y Tahekyi de San Pedro, Yvangusu de Amambay, y Tekoha Sauce de Alto Paraná.

Hasta ahora, la AIP realizó más de 30 publicaciones sobre la situación de los pueblos indígenas en Paraguay, materiales didácticos, difusión de conocimientos ancestrales indígenas, sobre derecho consuetudinario, etc.

Hoy en día la AIP sigue luchando por legalizar las tierras ancestrales de los pueblos indígenas. La Asociación fue postulada y reconocida por su labor durante la tercera edición de los Premios Dignidad a la Defensa de los Derechos Humanos en Paraguay, una actividad impulsada por la Codehupy, con apoyo de Diakonia y la Unión Europea en Paraguay.

Fuente: Memoria 75 años AIP.