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Bianca Orqueda (23) es la primera cantante nivaclé en representar a Paraguay en el exterior. Nacida en el corazón del árido Chaco, aprendió a tocar la guitarra a los 11 años con la profesora Briggitte Dück, quien enseñaba a niños y niñas de la comunidad indígena Uj’e Lhavos de Filadelfia.

Aprender a tocar la guitarra representó un gran cambio en la vida de Bianca. Se conectó con el instrumento y poco a poco vio en ese talento una oportunidad para hacer posible su sueño de difundir la cultura y lengua de su pueblo a través del arte.

Bianca recuerda que cuando era pequeña iba a Asunción con sus tías para vender artesanías y ya a su corta edad, tenía 6 o 7 años, era capaz de percibir las miradas estigmatizantes de las demás personas hacia ellas, por ser indígenas. “Me daba cuenta de esa diferencia que hacían y a pesar de que era muy pequeña, se me quedó grabada esa situación y siempre me propuse hacer algo para cambiar eso, para mostrar que somos iguales”, señala. Fue así que decidió convertir esa vivencia en un estímulo para buscar cambiar, al menos un poco, el mundo y convertirlo en un lugar donde ningún niño sea discriminado.

Con el objetivo de formarse viajó a la Argentina para cursar un profesorado en música en el Instituto de Culturas Aborígenes. Ahí compartió con personas de distintas etnias y comunidades, y descubrió el valor de difundir la cultura de su pueblo. Pero no logró adaptarse y volvió al país en 2019. 

El verdadero salto se dio cuando la organización Mujeres Indígenas del Paraguay (MIPY) invitó a Bianca a participar de charlas y talleres en el marco del Segundo Encuentro Nacional de Mujeres Indígenas realizado en Paraguay ese mismo año. Ahí cantó en un espacio político entre sus pares. Cantó una canción que compuso en nivaclé para su mamá. Una canción en su lengua.

En 2021, a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) tuvo la oportunidad de viajar a Dubai y representar a Paraguay y su comunidad, Uj´e Lhavós, en la Expo Dubai. Cantó sus canciones frente a representantes de más de 200 países.

Impulsada por el amor y con el objetivo de que los niños y niñas de su comunidad pudieran abrir sus mentes mediante el arte, en 2021 realizó una colecta a nivel nacional y, poco a poco, está convirtiendo su vivienda familiar en un centro cultural. El plan de Bianca es enseñar música, pintura, danza y otras formas de expresión artística a más niños y niñas de su comunidad.

“Hablé de esto con mi mamá y ella ya nos anunció a todos sus hijos que nuestra casa familiar se va a convertir en un centro cultural, ese terreno no va a ser para ninguno de sus hijos”, señala. Su objetivo es que el centro cultural también sea un refugio para niñas, niños y adolescentes.

El mayor sueño de Bianca es que cada comunidad indígena de Paraguay tenga escuelas y centros culturales. Según dice, el Estado no tiene en cuenta a los pueblos indígenas y por eso no impulsa proyectos que tengan que ver con la cultura y el conocimiento de los derechos humanos. Afirma que en su comunidad el Estado nunca estuvo presente ni enseñó la necesidad de defender y difundir los derechos humanos.

Muy pronto, aun en este 2022, se lanzará la canción “La Cordillera” en la que Bianca tuvo la oportunidad de colaborar con la banda La de Roberto, liderada por Chirola, vocalista de Kchiporros. Bianca es una defensora de su identidad cultural, la identidad de su pueblo, para el cual espera mejores condiciones de vida. El pasado 6 de octubre fue galardonada con el Premio Dignidad, en el marco de la tercera edición de los Premios Dignidad a la Defensa de los Derechos Humanos en Paraguay, impulsada por la Codehupy, con apoyo de Diakonia y la Unión Europea.